Los amantes de la montaña tienen en el Pirineo navarro una cita con paisajes y sabores ancestrales
La presencia del queso roncalés en la mesa de los antiguos Reyes de Navarra está bien documentada. Actualmente, su sabor impregna la ruta de alta montaña por los siete pueblos del valle de Roncal, en pleno Pirineo navarro.
Para ir desde Pamplona al valle se toma la N-240 dirección
Jaca. Poco antes de que comiencen las verdaderas curvas y lleguemos al
desvío hacia el norte por la NA-137, es de obligada parada el monasterio
de Leyre.
Levantado en el siglo XI, es uno de los más bellos ejemplos del románico
español. Escuchar a sus monjes entonar cantos gregorianos rivaliza con
la visita a las tumbas de los primeros Reyes navarros.
Pasado el embalse de Yesa, la NA-137 se adentra en el valle entre los riscos que escoltan al fragoroso río Esca. En Burgui,
el río pasa bajo el puente medieval, que conduce a sus calles
empedradas detenidas en el tiempo, así como al Museo de la Almadía,
exposición permanente sobre el sistema ancestral del transporte fluvial
de troncos.
Cumbres en la frontera con Francia
Roncal, lugar de nacimiento del tenor Julián Gayarre,
es la siguiente parada. El gran cantante nunca olvidó los escenarios de
su infancia. Tras triunfar en las principales óperas del mundo, sufragó
la construcción de la Casa de Juntas y del frontón. Una efigie de
Benlliure remata su mausoleo. El Centro de Interpretación de la
Naturaleza, junto a la carretera, brinda información, fotografías y
documentales sobre los paisajes de pinos y hayas circundantes, grandes
protagonistas del valle.
Espectaculares paisajes en el Circo de Belagua
Desde Roncal hay que continuar 7 km hasta Isaba. Este pueblo mantiene intacta su fisonomía arquitectónica de antaño.
La torre de la iglesia de San Cipriano domina el cielo y el Museo de la
Memoria muestra los modos de vida del valle a lo largo del tiempo.
Desde Isaba hay 26 km, sin abandonar la NA-137, hasta el Collado de San Martín,
ya en la frontera con Francia y final de la ruta. Este tramo de la
carretera pasa por el Circo de Belagua, rodeado de varias cumbres que
rondan los 2.000 metros de altitud: la Mesa de los Tres Reyes, frontera
entre Navarra, Aragón y Francia, el Pic d Anie y el Lakora, entre otros.
En las praderas pastan caballos, vacas y las ovejas latxas,
cuyos rebaños acostumbran a descender solos hacia su aprisco en la
Borda Marengo. Aquí se encuentra el paraje kárstico de Larra,
roca caliza agujereada por el agua, de un aspecto poroso no muy
distinto al de un queso. Es una de las tantas maravillas que se producen
cuando las cosas se toman su tiempo, como casi todo en este valle.
Rincón del queso Roncal
Este queso se elabora entre diciembre y julio con la leche
cruda de la oveja de raza latxa. De formato cilíndrico, este queso es de
color blanco marfil con leves tonalidades amarillo pálido. Está
salpicado de diminutos poros y tiene una corteza de color pardo o
pajizo. Posee un sabor recio, ligeramente picante, muy definido y
mantecoso al paladar.
En su composición no entran elementos ajenos a la leche, el
cuajo y la sal, de manera que nunca ha perdido su sabor y aroma
característicos. El queso Roncal fue, en 1981, el primero en recibir la Denominación de Origen de Quesos de España, abarcando una zona de elaboración y maduración integrada sólo por los siete municipios de la Mancomunidad del valle de Roncal.
www.denominacionesnavarra.com
Por sus características de maduración y composición, es un
queso rico en proteínas de buena calidad y grasa. Destaca su contenido
en minerales como calcio, magnesio, fósforo, zinc y en vitaminas
liposolubles como la A, D y E.
Fuente: Guía Repsol