Los Puertos en blanco

Los Puertos en blanco
Nevada 18 de Enero de 2017

sábado, 24 de enero de 2015

Las ventas de Segovia se disfrutan mejor en automovil

Las ventas de Segovia se disfrutan mejor en automovil 



Segovia es seguramente el gran emblema del fin de semana madrileño. Llega el viernes y un ejército de ‘gatos’ se distribuyen estratégicamente a lo largo y ancho de los alrededores de la capital, entremezclándose de manera normalmente discreta con el castellano de pura cepa. A la ciudad medieval se llega muy rápido por autopista, pero en sus alrededores hay mucho más que disfrutar si sabemos huir del tópico, y ahí es donde nuestro Twingo, tan juguetón cambiando de carril en la capital como en provincias, demostrará de qué pasta está hecho. Carreteras pequeñas, grandes espacios abiertos y una capacidad ilimitada para el disfrute. Las ventas viven una edad de oro, y el automóvil es nuestra nueva manera de hacer parada.
Si dejamos atrás las calles medievales de la ciudad podemos integrarnos en ambientes más rurales, sin prisa pero sin pausa. Así es posible disfrutar de una geografía invernal que invita a la reflexión y unas vistas prodigiosas que parece mentira que siempre hayan estado a un tiro de piedra. El pequeño francés demuestra que tiene alegría para un roto y un descosido, pegándose bien a la carretera pese a la orografía, y nos da confianza para seguir nuestra ruta. 
En Revenga encontramos Casa Mariano, un lugar económico y con todas las facilidades para no echar nada de menos de la ciudad. Situada entre La Granja y Segovia y a sólo unos kilómetros de cada una de ellas, su ubicación es casi estratégica y nos permite alcanzar todas las zonas de interés turístico, gastronómico y cultural de la zona. Desde Madrid, entramos por la A-61 dirección Segovia, saliendo en Otero de Herreros. Allí nos espera una posada rústica que huele a comida castellana tradicional, donde la madera adorna unos interiores cálidos que nos invitan a refugiarnos del frío. Menú diario y los fines de semana entre 10 y 15 euros, con buenas bandejas de pinchos para los que andan con mucha prisa. Si la noche se echa encima siempre podemos alojarnos en la propia casa.
 En Revenga encontramos Casa Mariano, un lugar económico y con todas las facilidades para no echar nada de menos de la ciudad.
Venta vieja (Ortigosa del Monte)
Otra buena opción es dirigirnos a Ortigosa del Monte, donde nos encontramos con la Venta Vieja, un lugar que nos imbuye aún más de ese ambiente rústico y relajado, pero experta en satisfacer las necesidades del cliente. Su horno está muy por encima de la simpatía de alguno de sus camareros, y eso ya merece la pena. Sus embutidos, con fábrica propia, van a dejarnos satisfechos con seguridad. Y si hay demanda, todavía organizan una buenas jornadas de matanza para ver cómo se las gastan en la tierra. Su horno es experto en obsequiar al visitante con cordero, y -por supuesto- cochinillo segoviano. Y el alojamiento es de fábula, con las vistas a la sierra de sus casas rurales y el pino de Valsaín forrando el cálido interior de las habitaciones (Tlf. 921 48 91 64).
En plena ruta hallamos el Ventorro de San Pedro Abanto, en la carretera de Segovia a Arévalo y otro de los puntos de interés gastronómico de los alrededores. Mucho y bueno ha hecho Juan para mantener esta venta como un lugar de paso y parada. Carlos y Rogelio en la cocina saben lo que se busca para entornar el cuerpo y el espíritu, que por algo estamos en un antiguo convento de 1486, bajo la protección de San Juan de Requijada. Comida castellana tradicional y de cuchara, judiones de La Granja, sopas y migas de la abuela, en él podemos disfrutar del olor de la lumbre sin las aglomeraciones de los núcleos más poblados. Lugar obligado (921 431 481).
Venta Hontoria
Venta Hontoria está en otra pequeña localidad de los alrededores, más conocida por su polígono industrial que por su pequeño y coqueto casco urbano. En los fogones de su venta, además del cochinillo y los judiones, también son expertos en setas, además de otros productos de temporada. Su terraza de verano es un delicioso lugar de encuentro, donde el mundo parece pararse. Grandes meriendas y mejores negocios se han fraguado en esta venta que tiene una tortilla de patata que es el reclamo de mucho viajante, aunque más de un viajero tiene debilidad por su guiso de oreja (921 44 04 44).
Venta Pinillos (Pinillos de Polenda)
Estamos en otro excelente mesón castellano, tan bueno como sencillo y barato. En Segovia y alrededores guardan este secreto a voces, y es que lo mejor en ocasiones está algo más allá de lo evidente. Su brevísima carta de productos caseros es de lo mejor que podemos encontrar en la zona, con unos huevos fritos y una tarta de queso que redefinen el concepto de “cocina tradicional”. Su ensalada y su frasca de vino ya justifica que el conductor de Renault y el de John Deere compartan mesa y mantel. Una delicia de lugar para donde siempre vamos a encontrar una excusa para volver (921 49 61 94).

sábado, 17 de enero de 2015

El lado más sabroso de Gredos al volante


El lado más sabroso de Gredos al volante.......




El retiro montañés es uno de los sueños del eterno urbanita alienado. Todavía queda lugares donde ese alma errante busca silencio y descanso. Para ellos, que son como nosotros, los parajes glaciares y pinares de la Ávila más romántica nos esperan en Gredos, donde se alza el Pico Almanzor y la Laguna Grande, dos de esas delicias invernales todavía desconocidas para muchos y que nos aguardan no demasiado lejos de casa. 
Llegar hasta las Fuentes del Tormes tiene momentos de otra época. La silueta del Parador, las curvas de San Martín del Pimpollar, los recuerdos de las Fiestas de Bohoyo o las noches de Barco de Ávila. Aquí todo tiene su momento.

Gredos es una de las escapadas más recurrentes para el fin de semana, el lugar ideal para poner a prueba nuestro nuevo Twingo. Me han dicho que fuera de la ciudad sigue siendo pequeño, pero matón. Con las excursiones a caballo, el senderismo, los pueblos serranos con gracia invernal y la comida tradicional de la zona en el horizonte, iniciamos el camino. Nuestro Twingo responde a las enrevesadas carreteras que se desenredan alrededor de los cuatro ríos de la zona sin mayores problemas. Subir hasta la Herguijuela o Peñanegra es casi como subir al cielo. Ver amanecer desde Navasequilla demuestra la magia de esas carreteras que no tienen salida.


Fundada a principios del siglo XX por Hipólito Coronado, Legumbres Coronado es una empresa familiar de productos típicos dedicada a la recolección de judías de la región.

La comarca ganadera se ha reconvertido en zona turística, pero todavía conserva el auténtico encanto rural y la dureza de tiempos pasados. Allí nos ofrecen cobijo diversas ventas, pueblos de adoquines y teja en los cuales se respira el olor de la montaña.
Venta de El Paso de Gredos
Ya sea en inviernos nevados como en las frescas noches de verano, la Venta de el Paso nos da justo lo que promete y de la mejor manera posible. Cocina castellana tradicional a buen precio, con irresistibles judías blancas y cochinillo, que requerirán de una buena digestión pero son todo un placer para el estómago. Victoria sigue entiendo su local como un homenaje a la hospitalidad. David siempre en la sala y Angeles haciendo un estofado de ternera con patatas que anima a parar una y otra vez en la zona. Un tesoro conocido por la gente del lugar y por un número de privilegiados viajantes, que de camino a Gredos paran para ver que las cosas no cambian (Carretera, 58 – Mengamuñoz – 605 52 65 56)
Venta del Obispo
En las puertas de Gredos se encuentra esta venta rústica, hogar de unas suaves patatas revolconas, sabrosas migas y crujiente cochinillo, que pese a estar aislada en la carretera es punto de encuentro de visitantes con conocimiento de causa. En la puerta de este negocio familiar se nos anuncia ceremoniosamente que fue “fundada en 1803 por el obispo Gómez de Balazar”, lo que sin duda nos ayuda a entrar en ambiente. Ganadería propia para las mejores carnes de la zona. Petri si sabe lo que es la calidad y demuestra con todos los clientes. Su menú de 9 euros no necesita comentarios (Carretera Ávila-Talavera de la Reina, km 46,8 – San Martín del Pimpollar – 920 20 72 80).
Guarnicioneria Domingo Arrabe
Una de las principales actividades que nos ofrece Ávila son las rutas a caballo y la hípica. La Guarnicioneria Domingo Arrabe nos provee de todos los artilugios necesarios para ello. Domingo está en contacto con pastores y ganaderos del lugar, porque él comenzó siendo uno de ellos, y ahora provee de guarniciones, ropa y todo tipo de utensilios a toda España. Sus bolsos de cuero son piezas de diseño cotizadas por todos aquellos que saben el valor de la piel como artículo de alta calidad. En su taller se cose, se remienda y se repara porque Moises conoce muy bien su oficio. La calidad no siempre la da una etiqueta (C/ La Venta, s/n –  Navarredonda de Gredos – 920 34 81 12)
Legumbres Coronado
Pero antes de que acabe nuestro fin de semana, una parada en Barco de Ávila, municipio delimitado por el Tormes y una muralla medieval que nos indica que este puede ser el lugar adecuado para rearmarnos. La tienda de Coronado Legumbres en Barco de Ávila nos permite llevarnos ese pedazo de cielo castellano a casa. Fundada a principios del siglo XX por Hipólito Coronado, estamos ante una empresa familiar de productos típicos dedicada a la recolección de judías de la región, todas ellas con un sello de calidad que garantiza resultados culinarios (Plaza de España, 20 –  El Barco de  –  920 34 00 32).
Embutidos JMJ
Cualquier aficionado a los embutidos en la zona recuerda a José y su pequeña fábrica artesanal de la Aldehuela, un pequeño pueblo de la zona. Siempre despachando detrás del mostrador con su delantal negro y rojo. Su lomo era cotizado en las mejores mesas y el jamón que decía secar con una técnica secreta era un ejemplo de cómo la charcutería puede ser un arte.
Sus hijos saben seguir con la tradición y el buen hacer de su padre. Se trata de una de las mejores carnicerías del Alto Tormes, ubicada en plena Calle Mayor de la localidad, que hace honor al buen comer del lugar. Los fines de semana y en verano, la venta siempre tiene un tiempo de espera, porque casi forma parte del ritual. Esperar para gozar y recuperar el sabor de aquellos bocadillos que nos tomábamos sujetando el pan con las dos manos…. Benditos recuerdos de niño que ahora se han convertido en productos gourmet. Su queso de cabra en pimentón también merece una compra (Calle Mayor, 58 –  El Barco De Ávila –  920 342 087).
La Vinoteca Mayor 22
Lo mejor para una buena carne es regarla con un vino superior. La Vinoteca de Barco de Ávila, también en la Calle Mayor, es otra parada obligatoria en la ruta. Se trata de una tienda popular que, sin embargo, impacta tanto que redefine y eleva el concepto gourmet a cotas que ya quisieran en la gran manzana madrileña. Vinos y productos tradicionales y atención a los quesos y patés se agrupan en sus estanterías y recorren todas las categorías entre la sencillez y la sofisticación, con precios para todos, pero siempre exquisitos (Calle Mayor, 22 –  Barco de Ávila –  920 34 03 16).
En Forma
Resulta difícil definir esta tienda. Todos los aficionados al mundo de la montaña saben que van a encontrar unos precios sorprendentes. Marcas como Salomon, The North Face o Adidas se sorprenden como las ventas crecen en un pueblo tan poco dado a la moda. Los abuelos saben perfectamente lo que que es el GoreTex y las viejas chirucas de paño son ahora sofisticadas botas de trekking que sirven para una buena caminata de recreo o para subir a cuidar las vacas a la sierra. Omar y sus hermanos saben cómo vender y en esta tienda lo demuestran (Avenida Cardenal Tabera, 4 –  Barco de Ávila –  920 34 04 29).

jueves, 8 de enero de 2015

Valladolid: arte, pinchos y otros encantos

Valladolid: arte, pinchos y otros encantos












Aprovechando el paso del Pisuerga, damos un paseo por la ciudad del castellano impoluto, bajo la sombra de Zorrilla, Delibes y Felipe II. Un baño de arte, historia y tradición que sólo puede culminar con esos buenos vinos y mejores pinchos que la erigen en la capital de la tapeo. Y también con la certeza de que en Pucela, ni tan recia ni tan enseñoreada, hay mucho aún por descubrir.
Habrá que situarse en la Plaza Mayor, tal vez bajo esos soportales pioneros que sujetan los edificios rojizos –los mismos que dejaron su influjo después en Madrid o Salamanca- o junto a la fachada neoclásica del Ayuntamiento o al lado de la estatua del conde Ansúrez, muy digno él sobre su pedestal. Como casi todo lo que arranca en Valladolid, esta plaza antaño centro de celebración de los festejos de la Corte es también hoy el punto de partida de un recorrido por sus grandes reclamos, aquellos que codician los turistas cuando visitan la ciudad y que no dejan de ser el orgullo de la gente local.
De aquí parte, por ejemplo, la peatonal calle Santiago que culmina frente al Campo Grande, el Central Park vallisoletano colonizado por los pavos reales que se dejan ver junto al estanque. Y de aquí también, hacia el otro lado, se inicia esa maraña de callejuelas de piedra que lo mismo conducen a la catedral que iba a ser la más grande de Europa –hasta que Juan de Herrera la dejó inconclusa-, como a la fotogénica plaza de San Pablo, con la recargada iglesia del mismo nombre junto al icónico Palacio de Pimentel, donde nació Felipe II.
Religión y burguesía
Como la ciudad de clérigos que fue, en Valladolid hay iglesias, conventos y monasterios para dar y tomar, cuyo rastro se puede seguir en una ruta casi inabarcable. Desde San Benito el Real, que se yergue sobre la antigua muralla; hasta Santa María de la Antigua, declarada Monumento Nacional; pasando por la Iglesia de las Angustias, que cobija la obra maestra de Juan de Juni.
Pero también su impronta burguesa ha dejado bellos rincones como el pasaje Gutiérrez al estilo de las galerías europeas, la modernista Casa del Príncipe, los teatros Lope de Vega y Calderón o los tres mercados de hierro cubierto (Del Val, Portugalete y Campillo) que vienen a demostrar que es ésta una ciudad sólo apta para paseos lentos, sin rumbo, donde a cada paso asalta desde su discreción una agradable sorpresa.
Mucha literatura
Por si fuera poco, un puñado de personajes ilustres dejó también su huella en Pucela para añadirle una dosis de atractivo. Hablamos de José Zorrilla, suficientemente homenajeado (un paseo, un teatro, un estadio, una plaza…), pero también de Miguel de Cervantes, que escribió en Valladolid algunas de sus novelas ejemplares, y por supuesto de Miguel Delibes, el hijo predilecto, cuya novela histórica El Hereje ha alumbrado un recorrido turístico en busca de sus localizaciones.
Al caer el sol
Pero si hay algo ineludible en esta ciudad castellana que también presume de playa (porque la tiene, sí, a la orilla del Pisuerga) esto es reservar una tarde para rendirse al arte de sus pinchos. Nadie debería marcharse sin asistir al desfile de las sorprendentes creaciones culinarias que acontece en sus tabernas atestadas. Pinchos muy de la tierra, por supuesto, pero con un toque moderno y minimalista de los que muy pocas urbes presumen.
Los Zagales, Villa Paramesa o La Criolla  son algunos de los más famosos templos del tapeo donde degustar originales delicias regadas con buenos vinos. Pero hay muchos otros, siempre en los alrededores de la Plaza Mayor, para culminar o ¿por qué no? emprender un nuevo paseo por Valladolid capital